martes, 11 de febrero de 2014

Emociones que elevan



Hace aproximadamente un año una mujer se desmayó en el metro de Madrid, cayendo inconsciente a las vías. Un policía fuera de servicio, al oír el golpe, poniendo en riesgo su vida, saltó inmediatamente del andén para correr a salvar a aquella desconocida. Cuando se contemplan actos heroicos o altruistas es posible experimentar una emoción positiva llamada “elevación”, que se percibe mediante un fuerte afecto en el pecho (Haidt, 2002). Sentir esta emoción facilita que queramos estar, cooperar y ayudar a otras personas.

Experimentar elevación puede provocar una espiral positiva, que comienza por el deseo de ayudar a otros que, al recibir ayuda, pueden experimentar gratitud y continuar una cadena de favores. La elevación podría tener así efectos sociales beneficiosos aumentando la solidaridad, el altruismo y la cooperación, contribuyendo a crear redes sociales de apoyo dentro de las comunidades, los grupos y las organizaciones.

 
Las acciones hablan más alto que nuestras palabras. Decía Mark Stevenson que “somos lo que hacemos y no lo que tenemos intención de hacer”. Hay pequeñas acciones altruistas que pueden hacernos sentir bien mutuamente. Una mañana vi que una mujer pedía comida a la salida de un hipermercado. Otra señora salía con unos plátanos en la mano. Al verla dijo: “toma, cuatro para ti y cuatro para mí”. Aquella escena me conmovió, estuve a punto de decir “olé”. Observar acciones que muestran lo mejor del ser humano, hace que deseemos ser mejores personas.

¿Por qué nos emociona el altruismo? Según Antonio Damasio, esta facultad parece ubicarse en una parte de la corteza prefrontal, encima de las órbitas oculares. La lesión de esta región transforma la personalidad de los pacientes, volviéndose inmorales, egoístas y desconsiderados con el prójimo. Charles Darwin planteaba que los grupos que cooperan entre sí tienen mayores probabilidades de sobrevivir, por lo que esa conducta altruista se transmite a la descendencia.

Ya lo dijo Gabriel GarciaMárquez, “un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo cuando ha de ayudarle a levantarse”. 

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